Cuando me quedé
embarazada por primera vez desconocía hasta que punto podría afectar eso a mi
labor profesional. No hablo de si me molestaban las nauseas en consulta o si el
cansancio supondría un obstáculo en mi labor. Tampoco hablo de “hormonas locas”
ni de estar más sensible frente a los pacientes. Hablo de algo más profundo y
arrollador.
Hablo de cómo mi vida
privada entró en la escena terapéutica. Hablo de cómo mi barriga se iba a
convertir en una pantalla en blanco sobre la que mis pacientes proyectarían sus
angustias, sus miedos, sus recuerdos…
La maternidad es una
experiencia poderosa que todo lo remueve, aunque, a veces, no seamos muy conscientes de ello. Mi maternidad
despertó sensaciones de abandono, celos, rivalidad, enfados…también alegrías,
enhorabuenas, conductas de protección y cariño de pacientes que, hasta ese
momento, no habían mostrado sentimientos de afecto. Todas estas emociones
surgían de forma intensa y, en ocasiones, desgarradora.
Hubo un antes y un
después. El transcurso de las sesiones se alteró, surgieron contenidos nuevos,
emociones enterradas, comentarios difíciles de manejar…y todo ello sin una
preparación previa por mi parte, puesto que en mi formación no existía apenas
nada que pudiera ayudarme.
Menos mal que existe la
supervisión de casos. Mi supervisora me ayudó a entender todos esos fenómenos
que estaban teniendo lugar delante de mí y que yo no podía entender, me dio
consejos muy útiles y me sirvió de apoyo en situaciones difíciles.
Ahora, de nuevo
embarazada cuento con el beneficio de la experiencia, de mi trabajo personal
realizado desde entonces y con la poderosa transformación que supone ser mamá.
Es curioso, porque ahora no he seguido los consejos que me dio entonces mi supervisora,
sino que he tomado otras decisiones, he ido por otras vías y los resultados han
sido diferentes. Ha sido intenso pero de otro modo, difícil pero con más
confianza, con dudas pero con muchas más respuestas…de mi primer embarazo no
solo nació mi hijo, nació una mamá y una psicoterapeuta más madura y tranquila.
Nuria Vargas Hernández
Psicoterapeuta individual
y de grupo.
http://emocionesypsicoterapia.blogspot.com.es/
Gracias Nuria .Enhorabuena por tu maternidad y por tu generosidad al compartir una experiencia tan íntima y tan frecuente pero tan poco expresada. Marga
ResponderEliminarGracias a ti Marga por tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande